Hay decisiones que cambian el rumbo de nuestra vida. Hay decisiones que marcan y otras que dejan marca. ¿Porqué nos cuesta tanto decidir? No decidir ya es una decisión. El proceso de toma de una decisión muchas veces es complicado. Saber si lo que finalmente elegimos será lo mejor para nosotros o si nos conducirá por un camino erróneo solo lo sabremos
cuando crucemos esa delgada línea entre la indecisión y la decisión.
Es vital analizar siempre los pros y los contras de cada decisión, y más cuando la misma pueda implicar a otras personas.
Postergar en el tiempo no nos va a servir de nada, pues más pronto o más tarde nos tendremos que enfrentar a las posibles opciones existentes y sentenciar la más adecuada.
Cada decisión va formar y conformar tu destino y tu destino te lo forjas tú mismo.
Escucha a tu interior cuando te asalten las dudas en la cabeza. Siente el latido de tu corazón cuando se acerque el miedo, él te guiará en la toma de cada decisión. Lánzate al vacío si necesitas hacerlo, sabrás remontar, aprenderás a manejarte, resurgirás. Vivir es arriesgarse a decidir. Decidir es arriesgarse a vivir. Yo elijo vivir, ¿y tu que eliges?
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